Extraño. Sumiso. Y de miedo.
Hasta un policía lloraba cuando brote.
Estaba paranoia. Y muy decidido a acabar.
Con el demonio. Pero me llevaron al psiquiatra y psicólogo y no a hablar con un cura. Sigo pensando estaba poseído.
Y no eran pastillas lo que necesitaba.
Era a dios...y hablamos de esto.
Pero parece que dios es malo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario